viernes, 31 de diciembre de 2010

Los interiores minimalistas de 2010 (I/II)

La casa de Ross Street, by Robert Mills Architects

Hotel Denit, una propuesta minimalista del estudio GCA en el Barrio Gótico de Barcelona

Fotografía: Oriol Llauradó

Fotografía: Federico García

Fotografía: Art Gray Photography

Fotografía: Jonas Bjerre-Poulsen

Fotografía: Ken'ichi Suzuki

Fotografía: Takumi Ota

Fotografía: Jonas Bjerre-Poulsen

Fotografía: Sharon Risedorph

Fotografía: Estudi EPDSE

Fotografía: Art Gray Photography

Fotografía: Manfred Seidl

Fotografía: Ken'ichi Suzuki

Fotografía: i29 l interior architects

Casa minimalista, por Junichi Sampei de A.L.X. Architect Label Xain

Fotografía: Kouichi Torimura

Fotografía: Pedro Vannucchi

Fotografía: Santiago Garcés

Fotografía: Marcel van der Burgh

Fotografía: Fernando Manosalvas

Fotografía: Bill Timmerman

Fotografía: Toshihide Kajihara

Fotografía: Fernando Guerra/FG+SG

Fotografía: Ricardo Abuauad

Fotografía: Bill Timmerman

Fotografía: Peter Cuypers

Fotografía: CornbreadWorks

Shimogamo House por Edward Suzuki Associates Inc. Fotografía: Yasuhiro Nukamura

La Casa sulla Morella de Andrea Oliva Fotografía: Kai-Uwe Schulte-Bunert

Fotografía: Paul Tierney Potography

1 comentario:

  1. Me encantan las fotografías, las ideas y el refinamiento sutil de estos espacios. Comprendo que la escenificación de lo minimalista requiere pureza absoluta ante la cámara pero echo en falta vida o la sospecha de ritmo vital natural, ausente de afectación. Creo que en muchos de estos habitáculos me vería en la obligación de vestir de blanco, de negro o de blanco y nego con alguna concesión al gris o al rojo porque otros colores desentonarían quizás. Estoy exagerando evidentemente pero minimalista a ultranza como soy, he llegado a la conclusión de que la ordenación en el espacio de volúmenes desnudos de ni un apice de arropamiento ornamental y la obsesión por el blanco no me sirve más que base germinal para dejar caer sin abigarrar las tonalidades de las cosa que inevitablemente se desprenden de mí, mis intimas compañeras. Hay veces que he tenido discusiones con decorado@s por no preguntarme como me muevo entre mi dermis primera, mi piel, y la segunda mi casa. Por eso creo que una casa debe partir de un consenso con el artista que te la crea como base para que vaya desarrollándose en un diálogo permanente con mi existencia cotidiana que varía a lo largo del tiempo y las circunstancias anímicas que condicionan nuestros movimientos íntimos, que sólo nos permitimos en eso que se llama hogar. Me han gustado mucho todas las propuestas. Gracias por tan selecto reportaje.

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